"El burlador de Sevilla", atribuido a Tirso de Molina



En esta entrada os vengo a hablar sobre El burlador de Sevilla, atribuido a Tirso de Molina, que es una obra que trata temas como el honor, la religión, la justicia o la seducción y con la que el escritor, a través del personaje de Don Juan, cuestiona las normas morales y sociales de su época, presentando al protagonista como un arquetipo deshonesto con falta de escrúpulos.



Esta es una obra de la que me hablaron multitud de ocasiones durante los dos años de Bachillerato, pero que nunca me llegué a leer, por lo que esta vez ha sido la primera que realizaba esta lectura. Durante esos años, nos hablaron mucho sobre el teatro contemporáneo y nos leímos unos cuantos ejemplos, entre los que se encuentran títulos como La casa de Bernarda Alba, Bodas de sangre, Yerma o El curioso incidente del perro a medianoche.

He notado algunas diferencias con El burlador de Sevilla con respecto a otras lecturas de teatro contemporáneo que hice anteriormente, como que esta obra sigue una estructura lineal y se enfoca sobre todo en el desarrollo de diálogos y de lo que es la trama, en cambio, otras obras como Bodas de sangre, posee una narrativa poética con elementos visuales y sonoros que son imprescindibles en el desarrollo de la misma.

Normalmente, el teatro contemporáneo trata temas como el poder, la sociedad, la identidad o la política, pero esta producción de Tirso de Molina se centra en temas como el honor, la justicia, la religión o la libertad, desde una perspectiva más teatral. Además, esta producción cultural utiliza un lenguaje directo que se centra siempre en el desarrollo de la trama y en la caracterización de los personajes que aparecen en ella.

Don Juan Tenorio es un personaje que posee un carácter seductor y que realiza acciones en contra de lo moral; la propia obra se centra en este protagonista, que a mi parecer es un personaje bastante complejo.

El protagonista es un ampliamente conocido (o al menos, así me lo parece) y admiro su capacidad de desafiar las normas que ya estaban impuestas por la sociedad del momento, así como su valentía para enfrentar a las consecuencias de sus actos; me gusta la forma en la que el escritor le hace ser una persona tan misteriosa y compleja a la vez, despertando en mi curiosidad sobre Don Juan.

También me fascina cómo, tratándose de una obra escrita en el siglo XVII, el autor es capaz de abordar temas tan diversos como el amor, la moralidad o la justicia, entre muchos otros ejemplos, que siguen siendo temas relevantes en nuestra actualidad, por lo que nos puede servir como reflexión y para que ampliemos nuestra visión y contemplemos las cosas desde una perspectiva diferente. Además, toda la obra está repleta de intriga y acción, elementos que particularmente, me atraen por completo y me hacen querer seguir leyendo.

A su vez, toda historia, también tiene su parte negativa o características que no nos tienen por qué gustar a todos los lectores, como ocurre en mi caso con las actitudes machistas que aparecen a lo largo de la obra, ya que nos muestra como Don Juan trata a las mujeres como si fueran objetos que tiene que alcanzar o seducir, además de que las victimiza constantemente y en realidad, aunque “las quiera”, las desprecia. En esa misma línea, le quita protagonismo a las mujeres que van apareciendo, otorgándoles roles secundarios y estereotipados, añadiendo la falta de desarrollo de estos personajes femeninos (cosa que el autor sí que hace con los personajes que son hombres).

Hay demasiadas escenas de violencia (para mi gusto), donde aparecen el engaño o la crueldad también, que a veces resultan pesadas y desagradables, por no hablar de que estas páginas están repletas de una moralidad religiosa, que es demasiado restrictiva y antigua, aún sabiendo que esto fue escrito siglos atrás.

Días después de realizar esta lectura, pensando a quién me recordaba Don Juan y haciendo memoria, puedo decir que el protagonista de esta obra y Jafar, el personaje malvado de la película de Aladdín de Disney. Ambos personajes son ambiciosos y anhelan tener poder sobre otras personas, por lo que intentan conseguir lo quieren a través de la seducción y el engaño; ambos son carismáticos y persuasivos, por lo que se ganan la confianza de los demás muy fácilmente y manipulan a las personas para conseguir lo que quieren.

Don Juan y Jafar son personas muy astutas y que poseen grandes habilidades para engañar a la mujer que quieren alcanzar, aunque el segundo lo haga también con la ayuda de la magia; además, los dos personajes desafían las normas y leyes que ya están establecidas para actuar a su antojo.

Finalmente, a ambos personajes les llega el momento de “quitarse su careta” y en vez de alcanzar la gloria, se tienen que enfrentar a consecuencias negativas, siendo condenado Don Juan al infierno por sus pecados cometidos y Jafar, desterrado y castigado por todos los habitantes de Agrabah.

Visualizar una representación de El burlador de Sevilla puede ser para algunos más sencillo que leerla, como ha sido mi caso, porque siempre es más fácil entender un texto si a la vez lo estás viendo o si tienes imágenes que apoyen a ese texto. Aunque hablen castellano antiguo, con la dramatización que van haciendo todos los personajes que se encuentran en el escenario, la puesta en escena, su vestimenta y sus expresiones, se puede entender lo que están diciendo o lo que quieren transmitir al espectador.

En una representación teatral, los actores dan vida a los personajes a través de gestos, expresiones y de utilizar la entonación, por lo que nos ayuda a entender mejor la personalidad de cada uno. Además, la escenografía puede ayudarnos a entender mejor el contexto, dándonos pistas visuales sobre dónde y cómo se desarrolla la propia obra.

Normalmente, leer una obra de teatro es más complicado que verla siendo un mero espectador, por lo que observar a los personajes cómo interactúan en el escenario nos ayuda a comprender lo que ocurre entre ellos; podríamos decir entonces que gracias a estas dramatizaciones, podemos obtener una experiencia más enriquecedora y accesible para entender la obra en su totalidad.

Centrándome de nuevo en esta obra y en mi vida, puedo decir que puedo relacionar ambos aspectos con mi adolescencia, ya que, como cualquier otro adolescente, hubo unos años en los que fui un poco rebelde y quería “saltarme las normas” que me imponían mis padres, como estudiar antes de salir con mis amigos o acostarme pronto, simplemente por estar en una etapa en la que no me entendía ni yo.

La adolescencia es una etapa compleja para cualquiera y todos tenemos un lado más desobediente, además de que normalmente es una etapa en la que cuestionamos todas las normas que están establecidas por la sociedad, como Don Juan, que está siempre desafiando las normas sociales y morales, lo que sin duda me recordaba a mí misma, pero con unos años menos, cuando me cuestionaba todo y muchas veces, todo me parecía que estaba mal.

Puedo decir entonces que El burlador de Sevilla guarda relación con una experiencia o un recuerdo de mi vida, como fue mi etapa de la adolescencia.

Aquí os dejo la referencia de la obra de Tirso de Molina que he utilizado para crear esta reseña:

Biblioteca virtual, Tirso de Molina. El burlador de Sevilla. El burlador de Sevilla | Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (cervantesvirtual.com)

Y aquí las referencias con los enlaces de las representaciones teatrales de la Teatroteca con las que he podido crear esta reseña: 

Teatroteca INAEM (1998). El burlador de Sevilla [Vídeo]. Nubeplayer (odilo.io) 

Teatroteca INAEM (2018). El burlador de Sevilla [Vídeo]. Nubeplayer (odilo.io) 

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